Los sueños son cómo el cauce de un río que desemboca en el despertar.
La palabra sueño viene del latín somnus y según la R.A.E.
significa acto de dormir. Y se designa tanto al acto de dormir como el de la
actividad de la mente durante ese período de descanso. Dormir es una actividad
necesaria (es una tercera parte de nuestra vida), ya que de ello depende el
equilibrio tanto físico como psicológico.
Cada vez que dormimos, nuestro sueño pasa por diferentes
fases que se suceden a lo largo de unos cuatro a seis ciclos, si dormimos unas
ocho horas. Se considera que unas 4 horas de sueño es lo mínimo para mantener
las funciones vitales; pero lo ideal para mantener un rendimiento óptimo (sueño
reparador) está entre las 7 y 8 horas, aunque depende y varía con la edad. Si
el sueño esta interrumpido su capacidad reparadora disminuye.
En la vejez se da la somnolencia diurna y pequeñas siestas;
que si se suma en la cantidad total del sueño puede ser incluso mayor que en
los adolescentes y jóvenes, aunque es menos reparador.
Es sabido que también los mamíferos sueñan y algunos lo
hacen más o menos como los humanos.
El sueño es totalmente independiente de nuestros deseos,
pues no siempre soñamos con lo que deseamos; es más normalmente soñamos con lo
que no deseamos.
Se divide en dos grandes fases: sueño no R.E.M. (rapid eyes
movements: movimientos rápidos oculares: M.O.R.) y sueño R.E.M., que se suceden
de forma alternativa.
En el sueño no R.E.M. el cuerpo lo usa para descansar
físicamente; esta fase se divide a su vez en:
- 1) Fase I: o de adormecimiento. De breve duración. Y es una transición desde la vigilia al sueño. Ocupa entre un 2-5% del tiempo total del sueño.
- 2) Fase II o de sueño ligero: es de mayor duración y permite al cuerpo descansar y conservar energía. Ocupa entre un 50-60%.
- 3) Fase III: es una etapa de transición a la fase IV. Ocupa un 10%.
- 4) Fase IV o de sueño profundo: se entra en la total inconsciencia. Es difícil que en esta fase se despierte. Pueden aparecer los terrores nocturnos y los sonambulismos. Ocupa entre un 15-20%. Esta fase determina la calidad del sueño. La temperatura cerebral disminuye provocando un mayor descanso mental.
Viene a durar unos 90 minutos aproximadamente.
En la fase siguiente de sueño R.E.M. o de sueño paradójico sirve
para consolidar la memoria, retener u olvidar información. En esta fase
aparecen los sueños y las pesadillas. Se produce una reelaboración de la
información almacenada en la memoria, habitualmente relacionado con
experiencias vividas por la persona el día anterior. Ocupa entre un 20-25% del
tiempo total del sueño. Se produce un aumento de la actividad simpática (con
aumento del pulso, de la respiración, de la tensión arterial). Pero sin embargo
hay una total atonía muscular, debido a que es en esta fase donde se produce la
actividad onírica (ensoñación que se caracteriza por tener alucinaciones
visuales, a veces del tacto y raramente auditivas) fundamentalmente; con sueños
en forma de narración y las pesadillas. La fase R.E.M. es la etapa más
superficial del sueño, durante el mismo la persona se puede despertar
fácilmente.
Tras estas dos fases de sueño no R.E.M. y de R.E.M. se
produce un “micro-despertar”, del que no se recuerda al día siguiente.
Las horas necesarias de sueño, son aquellas que nos permiten
estar en vigilia al día siguiente y de no sentir somnolencia. Es variable a lo
largo de las diferentes etapas de la vida.
La privación voluntaria crónica del sueño produce cambios
fisiológicos (metabólicos, hormonales, …), que pueden desencadenar enfermedades
físicas, como la diabetes mellitus, la HTA, ictus, coronariopatías, E.P.O.C.,
asma bronquial, bronquitis crónica, enfermedades reumáticas, enfermedades con
dolor, que merman mucho la calidad de vida.
Palabras derivadas de sueño son:
*soñar: que experimenta sueños.
*soñación: acto y efecto de soñar.
*ensueño: ilusión, fantasía, representación fantástica
mientras duerme.
*ensoñar: imaginar, crear fantasías e ilusiones.
*ensoñador: el que tiene ensueños.
*ensoñación: acto y efecto de imaginar, crear fantasías e
ilusiones.
*soñoliento: que padece de sueño.
*trasoñar: entender mal, confundir, como ocurre en los
sueños.
Otras palabras derivadas de sueño son:
+hipersomnia: tener exceso de sueño. Una somnolencia diurna
excesiva es la narcolepsia.
+hiposomnia: no tener o tener poco sueño.
+insomne: acción y efecto de no poder dormir.
+insomnio: falta de sueño.
+somnílocuo: que habla cuando duerme.
+somnolencia: estado entre estar despierto y durmiendo;
letargia.
+somnoliento: estando entre despierto y durmiendo; que tiene
letargia.
Algunos de los trastornos más frecuentes relacionados con el
sueño son: insomnio, síndrome de apnea obstructiva del sueño (S.A.O.S.),
narcolepsia e hipersomnias, bruxismo (rechinar de los dientes), parasomnias,
síndrome de las piernas inquietas (S.P.I.), …
Según documentos de la Alemania Nazi, sugieren que en los
campos de exterminio a los prisioneros se les privó de dormir llegando a la
muerte a las 3 a 4 semanas.
Aunque lo único que se ha constatado verazmente es en el año
1.964 con Randy Gardner (de EE.UU.) que estuvo 11 días y 25 minutos sin dormir;
que una vez logrado el récord durmió 14 horas seguidas. Con el transcurso de
los días sus patrones del sueño volvieron a la normalidad; aunque un tiempo
después dijo que sufría de insomnio.
En muchas culturas se atribuye un valor profético al sueño,
como una especie de mensaje cifrado de origen divino que es necesario
descifrarlo.
Los egipcios creían que el ser humano estaba constituido por: un cuerpo físico, una conciencia individual y un alma o espíritu capaz de sobrevivir a la muerte. Pensaban que el alma invisible se podía manifestar en los sueños y que a través de ella los dioses respondían dudas y daban consejos.
Los griegos pensaban que el mundo del sueño estaba habitado
por los Sueños (Oneiros), que eran unos espíritus que por las noches salían de
las cavernas de la Oscuridad (Erebo) y que podían visitar al durmiente. Se
colocaban cerca de su cabeza y le transmitían el mensaje de los dioses. Por su
gran transcendencia para la toma de decisiones, los intérpretes de los sueños
acompañaban a los líderes militares en sus batallas para descifrar los mensajes
divinos.
Hasta el siglo V a.C. en que la Medicina que comienza a ser
orgánica no se cuestionan los sueños. Entre otros destacan: Alcmeón de Crotona
que ubica en el cerebro el centro anatómico del sueño. Otros más que
interpretaron los sueños son: Heráclito, Hipócrates de Cos, Platón,
Aristóteles, Epicuro, …
La civilización griega cambia la visión que se tiene de los
sueños desde un supuesto divino hacia un modelo más naturalista; situación que
se verá más adelante en la Civilización Romana.
En la época Romana vivían de acuerdo al ritmo circadiano: se
acostaban con la puesta del sol y se levantaban antes de su salida; y en la
hora sexta realizaban un descanso, que se ha popularizado en algunas sociedades
latinas como la siesta. La hora sexta correspondía a la mitad del día, que era
la hora central y la más calurosa, motivo por el que es elegida por los Romanos
para hacer una pausa y dedicarla al descanso. En esta época se destacarían los
nombres de: Cicerón, Galeno de Pérgamo, Macrobius, ….
En la antigua China, el sueño se representaba por el YIN
(elemento pasivo unido a la oscuridad que conduce a la unidad con el Universo),
siendo la vigilia el elemento activo unido a la luz que se representa por el
YANG. Su proporción determinaba el TAO; y para saber si el TAO de un enfermo
estaba alterado se valoraban tanto sus sueños como los de sus familiares.
En la civilización tibetana los monjes budistas practicaban
el sueño lúcido, con lo que intentaban mantener el estado consciente durante
los sueños.
En la Edad Media el teocentrismo dominante genera una
fijación en el camino de la salvación eterna y se da un cierto olvido del
cuerpo humano. Son unos 10 siglos muy decadentes y sin grandes aportaciones
sobre el sueño.
La Biblia menciona que para tener un buen sueño: se trabaje,
se tenga una conciencia clara, se esté libre de tener ansiedad y se crea en
Dios.
En los siglos posteriores XVI-XVII, hay más productividad
intelectual, destacando: Paracelso, Vesalio, Pratensis, Descartes, Willis, …
En el siglo XVIII (de la Ilustración) en el que predomina la
razón. Destacando: d´Ortus de Mairan, Von Linneo, Boerhaave, Galvani (demuestra
la actividad eléctrica del sistema nervioso), …
Se hicieron las primeras observaciones de los ritmos
circadianos (día: luz- noche: oscuridad).
En el siglo XIX se sigue pensando que el sueño es un estado
pasivo, en contraposición a la vigilia. En el sueño se destacan 4 teorías:
congestiva, humoral, neural y conductual. Se descubre la anestesia y se
sintetizan los barbitúricos. Se inicia el psicoanálisis, se descubre el
potencial de acción neuronal y la actividad eléctrica cerebral. Hay un sinfín
de científicos en este periodo que van aportando más conocimientos sobre el
sueño. A finales del siglo XIX Gayet, en Francia, vio lesiones del mesencéfalo
en una autopsia en un caso de letargia crónica.
Con la invención de la luz eléctrica cambiaron para siempre
nuestras costumbres. Ya que antes de dicho invento nuestros antepasados se
recogían con la puesta del sol y se levantaban con el canto del gallo. Siendo
un sueño mucho más reparador que en la actualidad.
En el siglo XX con el estudio de los sueños y el
Psicoanálisis con la “Interpretación de los sueños” (1.895-1.899) de Sigmund
Freud, permite que se empiecen a interpretar los sueños. Con el electroencefalograma
se registra la actividad eléctrica cerebral. Y se añade la polisomnografía que
registra diferentes parámetros durante el sueño.
Otros hallazgos de Von Economo, en la Primera Guerra Mundial,
observo lesiones del hipotálamo posterior y del mesencéfalo rostral en casos de
encefalitis letárgica; concluyendo que existe un centro del sueño.
La Medicina del Sueño se inicia formalmente en la década de
1.970.
Comentarios
Publicar un comentario