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Los Agotes

Son un grupo humano minoritario muy marginados social e incluso religiosamente, que no étnico ni religioso, que ha significado un caso de odio entre personas. Se podría decir que ha sido un caso de “apartheid”, de segregación o de discriminación a lo largo de varios siglos.

A pesar de tanta marginación social, se les ha considerado trabajadores (trabajan muy bien como artesanos, tanto de la madera como de la piedra y posteriormente lo fueron también del hierro), pacíficos (ya que no respondían ante tanta violencia contra ellos, solamente se defendían), serios y sedentarios. Se les ha calificado también de ser buenos tamborileros, txitularis y bertsolaris.

El origen de los agotes es a día de hoy difícil de determinar. Hay multitud de teorías, como son:

*ser desertores del ejército godo que se batía en retirada tras la invasión musulmana de la Península Ibérica (711).

*leprosos, confinados en leproserías.

*gafos: enfermos de “lepra blanca” (vitíligo) hereditaria, pero no contagiosa.

*ser descendientes de pueblos herejes conversos al cristianismo: se le ha llamado cristianos nuevos o crestias. 

*grupos de cátaros huidos de Occitania, al ser perseguidos por las tropas del Papa y del rey de Francia. Según Pío Baroja indica que puede ser válida esta teoría al mencionar que sólo el fanatismo religioso podría ser tan discriminante.

*ser descendientes de los musulmanes que se refugiaron tras su derrota en la batalla de Poitiers (732) por Carlos Martel (apodo que significa martillo). Y que le perdonó la vida a cambio de convertirse al cristianismo.

*ser delincuentes fugitivos llegados de Francia que se refugiaron en las leproserías (teoría más reciente), para escapar de la justicia.

*historiadores más recientes, indican que se les vincularía a gremios medievales de artesanos y trabajadores de la piedra caídos en desgracia. En la época del mayor esplendor de estos oficios durante la construcción del Camino de Santiago.

Lo cierto de estas teorías es que han marginado a un grupo humano, asentado en el norte de Nafarroa (donde se asienta el último y el principal grupo de agotes en la actualidad, residentes en el Valle del Baztán en Arizcun y en concreto en el barrio de Bozate), Gipuzkoa, Huesca y sur de Francia.

Es muy plausible de pensar que estas zonas geográficas fueran zonas de “refugio” y/o de confinamiento o de autoconfinamiento a lo largo del tiempo. Recibiendo diversos aluviones de personas.

Para más escarnio el Gobierno Vasco encargo que se hicieran pruebas de ADN para verificar si de verdad eran diferentes. 

Es muy plausible de pensar que estas zonas geográficas fueran zonas de “refugio” y/o de confinamiento o de autoconfinamiento a lo largo del tiempo. Recibiendo diversos aluviones de personas.

Tuvieron que vivir en sus barrios marginados de los demás vecinos. No podían tener en sus fachadas escudos blasonados. No podían casarse con los nativos sino entre ellos, obligándoles a ser endogámicos.

La endogamia reforzó sus rasgos físicos más característicos, como son: lóbulos de las orejas pegados a la cabeza, colmillos puntiagudos y afilados, tener braquicefalia (distancia entre la cuenca de los ojos; que es un rasgo típico de las poblaciones con bajo índice de mestizaje), … La tradición los describía como hechiceros con un rabo en la espalda. Así mismo tenían halitosis.

Ya menciono Pío Baroja en su obra: “Las horas solitarias”, que por sus características físicas no se parecen en nada al vasco clásico.

No podían ser agricultores ni ganaderos. Ya que no les dejaban tener tierras ni ganado. Ni beber en las fuentes públicas. Ni cortar leña en los bosques comunales (tenían solamente derecho a talar un árbol por año).

La Iglesia Católica les marginaba debiendo de entrar a los recintos sagrados por una puerta lateral exclusiva para ellos (eran las Agoten Athea en las Iglesias de Navarra), ocupando un lugar al fondo y a la izquierda separados del resto de los feligreses con una línea en el suelo e incluso con una verja (en algunos casos), tenían una pila de agua bendita para ellos, las ofrendas que daban se apartaban de las de los demás, no tenían acceso a ser ordenados sacerdotes, ….

Sin embargo, su religión y su lengua eran las de la población donde se hallaban.

En el siglo XVI, se consiguió solicitar y obtener de las autoridades pontificias la derogación de las leyes hostiles que se les aplicaban, mediante la bula papal (1.515) del papa León X. accediendo a la solicitud de los agotes de las diócesis de Baiona, Pamplona, Jaca, Dax, Huesca, Lescar y Olorón, de ser tratados en las Iglesias y en todos los rituales religiosos como el resto de los demás feligreses. Aunque los tribunales navarros no aplicaron nunca estas disposiciones.

Se llegó a construir Nuevo Baztán (fundamentalmente por agotes), en las proximidades de Madrid, donde fueron emplazados a la fuerza. Aunque se produjo un goteo de fugas hacia el Valle del Baztán de nuevo. Fue una idea desarrollada por Juan de Goyeneche (natural del Valle del Baztán) entre los años 1.709-1.713.

Fueron tratados como una “raza inferior y herética”. La Iglesia Católica los definía como “leprosos espirituales” por negarse a pagar un impuesto para la obtención del perdón y de la salvación de la Iglesia; pero todo ello se subsanaba de ir al infierno dando importantes sumas de dinero (mercantilismo de las almas). Y para más escarnio los archivos eclesiásticos en sus actas de bautismo, matrimonio o defunción, ponían la palabra agote tras el nombre (para recordar su condición).

No ser les permitía caminar descalzos, ya que por donde pisaban ya no volvía a crecer la hierba, por infectarse y enfermar los pastos.

Tenían que enterrar a sus muertos fuera del cementerio. Tenían una pila bautismal diferente de la usada por los demás.

No se les dejaba participar en los bailes y en las fiestas de los pueblos del Valle del Baztán.

Del mismo modo que los leprosos tenían que ir anunciando su presencia haciendo sonar una campanilla. Les obligaban a llevar en la ropa un distintivo rojo, con forma de huella de un pato u oca.

Todo esto nos recuerda a tiempos más actuales con los judíos en la Segunda Guerra Mundial.

Tenían prohibido tocar la fruta en el mercado, ya que decían que se pudría con su contacto.

A veces el fanatismo se aplicaba de forma cruel, como por ejemplo a principios del siglo XVIII, a los agotes les perforaban los pies con piezas de hierro candentes y afiladas por osar cultivar unos campos; que era lo que la ley establecía. Así como otros muchos fueron quemados en la hoguera.

Esta discriminación fue algo aliviada cuando algunos desertores vasco-franceses de la Primera Guerra Mundial se casaron con mujeres de Bozate, rompiendo el aislamiento de los agotes.

La propia palabra agote se ha empleado frecuentemente como un insulto.

Un dicho popular en Bozate era: al agote, garrotazo en el cogote.

En el sur de Francia se les llamaba cagots. La etimología de la palabra agote, derivaría del gótico o godo, que a través de occitano ca got (perro godo). Siendo menos probable que se remonte a los Bagaudas (fueron integrantes de las revueltas y movimientos que surgieron en la época del Bajo Imperio Romano).

No han dejado ningún tipo de folclore, ni tradición escrita ni oral; quizás con el propósito de ser “invisibles socialmente”, es decir de pasar inadvertidos.


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