También denominada eccema seborreico, seborrea o hiperseborrea.
Fue descrita en el año 1.887 por Paul Gerson Unna (Hamburgo:
1.850-1.929). En el año 1.911 junto con Oscar Troplowitz, proporcionaron al
mundo una emulsión para el cuidado de la piel, que le dieron el nombre de NIVEA.
¡Les suena de algo! .
La D.S. es una enfermedad inflamatoria benigna, crónica y
recurrente de la piel, que se caracteriza por presentar un eritema que
posteriormente evoluciona a una descamación fina (como caspas o escamas de
color blanco o amarillento). Se presenta en determinadas zonas, como son: el
surco nasogeniano, entrecejo, cejas, cuero cabelludo (se la denomina caspa en
los adultos), orejas, región retroauricular, pecho, axilas, ingles, hombros, …
Puede ocasionar prurito, sobre todo si no se trata. En el cuero cabelludo se forman costras.
Se da en la edad adulta, pero también puede afectar a recién
nacidos y a lactantes hasta los cuatro meses de edad (formando una costra
láctea en el cuero cabelludo; casi todos curan en unas semanas sin
tratamiento).
NO es contagiosa. Parece tener un componente hereditario. Es
más frecuente en los hombres, que en las mujeres. Es más severa en invierno que
en verano. Se estima que afecta entre el 1-3% de la población.
La etiología de la D.S. no es del todo conocida. Pero se
sabe que intervienen varios factores en la aparición de los brotes, tanto internos
como externos. Los más frecuentes son:
- La presencia del hongo Malassezia Furfur, llamado así en honor del anatomista e histólogo francés Louis Charles Malassez (anteriormente conocido como Pityrosporum Ovale).
- Temperaturas extremas.
- El estrés, el cansancio, la fatiga.
- El consumo excesivo de alcohol o el uso de lociones cutáneas que contengan alcohol.
- La aplicación de cosméticos grasos.
- Déficit de higiene diaria.
- Inmunodeprimidos, como, por ejemplo: V.I.H., trasplantados, …
- Obesidad.
- Cambios hormonales.
- Pacientes en tratamiento con algunos fármacos neurolépticos: litio, haloperidol, clorpromazina, ….
- Trastornos neurológicos o psiquiátricos, como la enfermedad de Parkinson, traumatismos cráneo-encefálicos, accidentes cerebro-vasculares y la depresión.
Se da en áreas cutáneas muy grasientas donde abundan un
mayor número de glándulas sebáceas; que al aumentar su secreción favorece el
desarrollo de microorganismos del género Malassezia Furfur, quienes serían los
responsables del cuadro clínico.
En la D.S. se produce un desequilibrio en el microbioma de
la piel (es el número total de microrganismos y que incluye sus genomas y sus
diferentes metabolitos), con lo que los microrganismos no patógenos descienden
su presencia y permiten que otros que son patógenos se reproduzcan con más
facilidad.
Aunque al diagnóstico se llega eminentemente por la presentación
clínica y la anamnesis, a veces hay que hacer diagnóstico diferencial, mediante
biopsia/análisis de sangre, con la tiña, psoriasis, rosácea, dermatitis atópica,
dermatitis de contacto, pitiriasis versicolor, lupus eritematoso e incluso
sífilis secundaria, …
El tratamiento no cura la D.S., se usa para aliviar los
síntomas. Con el paso de los años suele mejorar.
Los tratamientos más frecuentes, en la práctica clínica
habitual, son los corticoides tópicos (el
uso en la cara será el menor tiempo posible y no más de dos a tres
semanas seguidas, para minimizar los efectos secundarios) y los antimicóticos
imidazólicos. Además del uso de seborreguladores.
Dentro de los corticoides tópicos están: hidrocortisona,
betametasona, clobetasol, mometasona, triamcinolona, prednicarbato, …
Dentro de los antimicóticos tópicos están: ketoconazol,
ciclopirox, ciclopiroxolamina, bifonazol, flutrimazol, sertaconazol, … Y dentro
de los antimicóticos orales: fluconazol e itraconazol.
También los inhibidores de la calcineurina
(inmunomoduladores): tacrolimus al 0,1% y pimecrolimus al 1%. Presentan un
efecto similar a los corticoides, pero con menos efectos secundarios.
Dentro de las fórmulas magistrales: ketoconazol al 2%, ácido
salicílico al 2-3%, clobetasol al 0,05%, alfa-bisabolol al 1%.
Se puede tratar con champús que contengan: alquitrán, ácido
salicílico, sulfato de selenio, piritionato de zinc o ketoconazol.
Para la higiene diaria deben de utilizarse jabones neutros
hidratantes y cremas o lociones hidratantes no grasas. Evitar los jabones
alcalinos que producen mayor irritación de la piel.
Se pueden quitar las escamas con aceite o con un cepillo,
restregando muy suavemente.
La luz solar (tomada de forma moderada) es útil.
En los bebes se debe de lavar el pelo una vez al día con un
champú para bebes que sea suave y que no irrite los ojos. Si las escamas no se
desprenden con facilidad, aplique una cantidad reducida de aceite mineral o de
vaselina en el cuero cabelludo.
No existen estudios que confirmen que llevar una dieta ayude
a la mejora o al empeoramiento.
HARRANTZ.
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