Es una alteración degenerativa benigna y local de la conjuntiva del ojo (es la membrana que cubre la superficie del ojo). NO crece sobre la córnea, a diferencia del pterigión (también denominada en algunas zonas como “palmera” o “uña”).
NO afecta a la visión.
Pinguécula proviene del término latino: pinguis, que
significa grasa.
Se manifiesta como una excrecencia (bulto o grano) que se
observa a simple vista, normalmente tiene forma triangular y es de color blanco
o amarillento. Y que viene a ser un acúmulo de calcio, de proteínas y de grasa.
Se podría equiparar a una callosidad cutánea.
Se da con mayor frecuencia en el lado nasal del ojo. Aunque
puede ser bilateral (cerca de los márgenes de la córnea; tanto internos como
externos).
Se da con mayor frecuencia en mayores de 40 años. Aunque
puede presentarse a partir de edades entre los 20 a 30 años.
El principal factor de riesgo: es la exposición a la
radiación ultravioleta (es decir al sol); por ello se da más en países con mayor
insolación. Aunque se pueden considerar otros factores, como son: sequedad
ocular crónica, envejecimiento, exposición a irritantes externos (polvo,
serrín, …), traumatismos, exposición al viento, uso de soldadura eléctrica, …
En caso de duda la lámpara de hendidura se usa como método
diagnóstico. Siendo raro el tener que realizar una biopsia.
La pinguécula podría ser una de las complicaciones
relacionadas con el uso de lentes de contacto (más en las lentes de contacto
duras que en las blandas). Que puede verse agravada por el roce del borde de la
lente de contacto.
No suele producir síntomas, aunque si se inflama de forma
aguda, puede producir un cuadro clínico llamado pingueculitis. Con escozor,
picor, enrojecimiento, sequedad ocular, …
A veces la pinguécula puede evitar que se extiendan las
lágrimas uniformemente por el ojo, lo que da una sensación de tener como
arenilla (sensación de cuerpo extraño) o de ardor.
NO suele requerir tratamiento. Aunque el primer tratamiento
recomendado es el uso de lágrimas artificiales que hidraten los ojos. El uso de
colirios con corticoides de baja potencia, también pueden ser útiles de forma
puntual.
Los mejores métodos son la protección de los ojos de la
radiación ultravioleta, usando gafas de sol (con filtro ultravioleta) todos los
meses del año e incluso en días nublados (ya que traspasan las nubes los rayos
ultravioletas) y sombreros de ala ancha.
Es muy excepcional ser motivo de su exéresis por cirugía;
aunque existe la posibilidad de que queden cicatrices posquirúrgicas y/o que
recidiven.
Pero si la pinguécula evoluciona a un pterigión (aunque se
cuestiona dicha evolución), la cirugía puede ser necesaria.
HARRANTZ.
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