Zugarramurdi (conocido como el pueblo de las brujas en el norte de Nafarroa). Porque en el año 1.610 mediante un Auto de Fe de la Santa Inquisición por el Tribunal de Logroño fueron arrestadas 53 personas, siendo 21 perdonadas, acusando a 21 de sus vecinas de delitos menores por ejercer la brujería y a 11 de ellas las condeno a morir en la hoguera (6 fueron quemadas vivas y 5 en efigie -imagen o retrato- porque ya habían muerto durante su reclusión).
NOTA: la Santa Inquisición, se
piensa que fue creada, principalmente, por el factor religioso; aunque
últimamente otras teorías añaden otros factores como son políticos, fiscales o
sociales o la conjunción de todos ellos.
En Iparralde en el año 1.609 el inquisidor Pierre Lancre,
fue el responsable de la instrucción por mandato real, de perseguir estas
“desviaciones”. Ordenando la ejecución tras tortura de cerca de 200 personas
acusadas de brujería (60 de las cuales fueron quemadas), principalmente de
mujeres, además de niños e incluso sacerdotes.
Se dio en un territorio que, por su secular aislamiento, valles recónditos y un idioma harto difícil de comprensión para los foráneos, fue el caldo de cultivo ideal para estas persecuciones. Y el boca a boca hacía que las acusaciones de brujería estaban al orden del día, acusándolas de hacer aquelares, exorcismos, calderos, pócimas, incriminaciones, persecuciones, … Vivían en zonas rurales, consideradas paganas (donde tenían arraigo estas costumbres), pues el cristianismo arraigo primeramente en las zonas urbanas.
NOTA: aquelarre (es una palabra que
es un invento de los inquisidores) es la reunión nocturna (sobre todo, ya que
la luz asusta a las brujas) o diurna de brujos/as. Y probablemente derive del
término vasco akelarre, que significaría prado del macho cabrío o campo o
tierra de cultivo.
Estas reuniones se celebraban en la
noche del viernes al sábado; de ahí el nombre de “Sabbat”, con él también es
conocida.
El evento estaba presidido por el
diablo, que adoptaba, normalmente forma de macho cabrío negro. Realizando una
misa negra, que es considerada como un ritual de culto a Satanás, que sería el
equivalente a la misa cristiana. Y con intención de ridiculizar la ceremonia
religiosa cristiana.
Bajo el nombre de SORGIN se representa a una mujer (casi
siempre eran mujeres) con un aspecto feo y con una vestimenta andrajosa, dando
una apariencia de un ser malvado. Confiriendo la imagen de ser seres que
provocan temor, miedo, rechazo, … Aunque habitualmente eran curanderas, amortajadoras,
parteras o personas versadas en remedios de la naturaleza (lo que llamaríamos
hoy día herboristería). La mujer de esas épocas eran médicas y sacerdotisas a
la vez.
Algunos consideran, hoy día, que eran mujeres “libres” para
su época.
El término vasco sorgin (brujo/a), resulta de la combinación
de sor/sors (engendrar; fortuna) y egin (hacer). Lo que significaría que sería una
criatura capaz de crear y/o alterar el destino.
NOTA: no se debe de confundir los
términos: hechicero/a; brujo/a; mago/a; adivino/a.
El hecho de ser mujeres, SOBRE TODO, podría estar en
relación con la misoginia (aversión o falta de confianza en las mujeres),
envidias, rencillas, habladurías, … La misoginia fue exaltada por parte de la
Iglesia, que las acusaba de ser lascivas (deseo y actividad sexual exacerbados)
y seres inferiores al hombre (moral e intelectualmente); practicando desde
zoofilia, blasfemia, conjuros, … Provocando en la sociedad la imagen de ser
seguidoras del diablo. Se les consideraba como “agentes” del demonio.
Euskal Herria, producto de una gran histeria social, se llegó
a conocer en Europa de hace más de 400 años como el “país de las brujas”.
Aunque también se dieron casos en Alemania, Francia o Inglaterra entre los años
1.550 y 1.650 sobre todo. Un 80% de las personas acusadas de brujería en Europa
fueron mujeres.
Se persiguió la brujería por apelar a una serie de actos “no
muy rectos” con la idiosincrasia de la época, como son garantizar: el retraso
de la muerte, el placer sexual, la mejora de la salud, … Mediante sortilegios,
uso de filtros, uso de bebidas amatorias, maleficios para ejercer venganzas,
hechizos para curar, mal de ojo, …
Se les solía acusar de todas las desgracias, o de casi todas,
ocurridas en su pueblo, como son: inundaciones, pérdida de cosechas, incendios,
muertes de origen desconocido, plagas, epidemias, desaparición de niños, …. Es
decir, de casi todo tipo de “mal”: eran una especie de chivo expiatorio.
Para tener protección frente a las acciones brujeriles, en
el mundo vasco, se ha recurrido a algunos objetos, como son:
+ Kutun: es un saquito de tela que se colgaba del cuello a
los niños, al que se atribuye la virtud de curar enfermedades o alejar males o
peligros. Y cuyo contenido tenía cosas “mágicas”, como son: carbón vegetal,
algunas hierbas bendecidas por San Juan, pan bendito, estiércol de gallina,
cordón umbilical, laurel, ajenjo, romero, ceniza, apio, … y que variaba según
se diera en las distintas poblaciones.
+ Argizaiola: es una talla de madera, habitualmente con
aspecto antropomorfo, que incluye una vela enrollada con propiedades “mágico-protectoras”.
Se usaba para llevar el fuego de la casa hasta los difuntos. Y vendría a
significar, la vela, el recuerdo de los familiares fallecidos para que no se
apague.
+ Eguzkilore (flor del sol): es un cardo de sol que se
colocaba en la puerta principal, para proteger el hogar y para ahuyentar los
malos espíritus. Simboliza el sol durante las horas de oscuridad (la noche). Con
sus espinas se quedaban entretenidas las brujas contándolas y así amanecía.
+ Evangelios: que se colocaban en las puertas de las cuadras
y de las casas.
+ Nóminas: se escribían en un papel unas palabras (de los
evangelios) y se dibujaban unos símbolos (de la cruz), que se doblaban y se introducían
en una bolsita. Y que se colgaban del cuello del enfermo para curarlo. Solo se
autorizaban las nóminas realizadas por personas devotas, especialmente
sacerdotes.
HARRANTZ.
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