Es la salida de su ubicación del contenido del disco intervertebral (total o parcialmente), ya sea por desgarro o al romperse. Protruyendo hacia el exterior y que es lo que se llama hernia o herniación. Provocando una presión sobre las raíces raquídeas que se canalizan por toda la columna vertebral, ocasionando una radiculopatía. O irritando la médula espinal, ocasionando una mielopatía.
Dando la sensación de quedarse clavado, bloqueado y con la
imposibilidad de ponerse erecto.
El estudio de las hernias discales data desde que en el año
1.857 Virchow halló, durante una autopsia, una hernia traumática del núcleo
pulposo de un disco intervertebral.
La columna vertebral lumbar es la zona más comúnmente afectada,
seguida de la cervical; siendo la dorsal la zona donde muy pocas veces está
comprometida.
NOTA: la zona que se encuentra entre
los huesos vertebrales se llama disco intervertebral. Estos discos están compuestos
de un centro o núcleo pulposo blando similar a un gel carente de vascularización
(con un contenido de un 80-90% de agua y que con los años va deshidratándose y perdiendo
elasticidad; por ello la hernia discal se da sobre todo entre los 30 a los 50
años de edad) y de una zona fibrocartilaginosa externa más sólida. Su función
es facilitar la movilidad, ser soporte del peso corporal o extracorporal y
amortiguación de la columna vertebral. Sería el equivalente a una “almohadilla
o cojinete”.
Si pierde agua y se deshidrata el
disco intervertebral, se pierde la capacidad de almohadillado, provocando una
sobrecarga de las carillas articulares de la columna vertebral, lo que ocasiona
dolor y un envejecimiento prematuro de la misma (dando lugar al síndrome
facetario).
En el 95% de las hernias discales lumbares están afectados
los discos L4-L5 y L5-S1.
Las hernias discales lumbares se producen 15 veces más que las hernias discales cervicales (siendo la más frecuente a nivel de C5-C6).
Se dan en una proporción de hombres/mujeres de 2:1.
Se pueden clasificar en varios tipos de hernias discales
según la dirección que adopten, a saber:
- + HERNIA CENTRAL, en sentido puramente posterior. Irritando el ligamento vertebral común posterior que está muy inervado por el nervio de Luchska.
- + HERNIA INTERNA (o posterolateral), es la más habitual de todas. Protruye justo antes de la salida del nervio por el agujero de conjunción. A veces puede llegar a irradiar a las extremidades inferiores. Y suele dar un importante dolor lumbar.
- + HERNIA FORAMINAL, invade el agujero de conjunción comprometiendo la raíz nerviosa. Es muy sintomática.
- + HERNIA EXTRAFORAMINAL, protruye después de la salida del nervio. Es muy rara.
- + HERNIA ANTERIOR, carece de importancia al no dar síntomas. Ya que el ligamento vertebral común anterior no está inervado.
La raíz raquídea afectada por la hernia discal va a inervar
la zona metamérica correspondiente. Haciendo que los síntomas (dolor,
hormigueos, debilidad, …) se irradien por todo el trayecto de dicho nervio. Estos
dolores pueden incrementarse al toser, al reír, al estornudar, al realizar la
maniobra de Valsalva (es un esfuerzo para exhalar sin dejar que se escape aire
por la nariz o por la boca) e incluso al moverse a determinadas posturas como
sentarse o permanecer mucho tiempo estático de pie.
Las PROTRUSIONES DISCALES ocurren cuando las fibras del
anillo comienzan a deteriorarse y NO pueden contener correctamente al núcleo
pulposo. Provocando un abombamiento de las fibras que rodean al disco
intervertebral, que al encontrarse debilitado puede favorecer la aparición de
una hernia discal. Se podría considerar como un estadio previo a la hernia
discal.
Aunque es necesario recordar que NO todas las protrusiones discales
terminan formando una hernia discal; que solamente ocurre cuando el anillo
fibroso se rasga y el núcleo sale hacia el exterior por dicha fisura.
Hay que mencionar que hay cuatro etapas en la formación de
una hernia discal, a saber:
1-
Protrusión discal.
2-
Prolapso discal, donde cambia la forma o la
posición del disco. Formando un pequeño bulto o protuberancia.
3-
Extrusión discal, donde aún permanece dentro del
disco el núcleo pulposo.
4-
Secuestración discal, donde el núcleo pulposo
pasa a través del anillo fibroso e incluso se traslada fuera del disco en el
canal medular.
Las dos primeras etapas son llamadas hernias INCOMPLETAS, en
tanto que las dos últimas son herniaciones COMPLETAS.
La ciática o lumbociatalgia, es el dolor que se irradia por
la extremidad inferior, siendo el síntoma más característico de la hernia
discal lumbar. En raras ocasiones, puede provocar pérdida del control de la
vejiga o de los intestinos.
Se puede herniar a causa de un traumatismo súbito o de
lesiones menores repetitivas (como en ciertas profesiones, es el caso de
conductores profesionales de vehículos). El exceso de peso o levantamiento de
objetos pesados, aumenta la posibilidad de provocarla. También está implicada
la genética, el tabaco (al disminuir el suministro de oxígeno y acelerar el
deterioro del disco intervertebral), incluso un aumento excesivo de peso en el
embarazo, …
Si se afectan el nervio ciático o el nervio crural, darán
una ciatalgia o una cruralgia respectivamente.
Algunas hernias discales GIGANTES pueden debutar con el
síndrome de cola de caballo, que se puede considerar como una auténtica
urgencia quirúrgica. Y su clínica consiste en:
- + anestesia en silla de montar en la región perineal.
- + disfunción esfinteriana.
- +presencia de déficits sensitivos y/o motores en las extremidades inferiores.
Ante la sospecha clínica, a la cual se llega mediante una
anamnesis y una exploración física, el diagnóstico de confirmación se realiza
con pruebas de imagen, como puede ser Rx (para descartar lesiones asociadas:
artrosis, fracturas, procesos reumáticos o tumorales, mala alineación de la
columna vertebral…), R.M.N. e incluso T.A.C.; además de pruebas
electrodiagnósticas (EMG, …).
NOTA: dentro de la exploración
física se destacan algunas maniobras principalmente, como son la Maniobra de
Lasegue, que consiste en la aparición de dolor cuando se pone la extremidad
inferior recta en posición de decúbito supino por estirarse el nervio ciático;
si se encuentra en un ángulo entre 30º y 60º y aparece dolor se considera dicha
maniobra positiva, no valiendo si aparece por encima de 70º. Mientras que si se
flexiona la extremidad inferior desaparece el dolor. Si se baja la extremidad
inferior extendida hasta que desaparezca el dolor y se hace una dorsiflexión
forzada del pie y aparece dolor, el paciente tendrá un Signo de Bragard
positivo.
En aquellos pacientes en los que no se contempla la cirugía,
por motivos individuales del paciente, se pueden usar tratamientos del tipo de
bloqueos o infiltraciones a nivel de la columna vertebral lumbar. Otros
tratamientos a nivel lumbar serían la rizólisis facetaria por radiofrecuencia
pulsada o térmica.
El tratamiento depende del estado del paciente. Si la hernia
discal está muy avanzada, requerirá cirugía (como puede ser la discectomia o la
cirugía endoscópica que es una cirugía mínimamente invasiva). Sin embargo, la mayoría
se tratan de forma natural, es decir con la ayuda de fisioterapeutas.
Es adecuado insistir en la higiene postural a la hora de
desarrollar cualquier actividad de la vida diaria, y en el tratamiento muscular
mediante la realización de técnicas que disminuya el tono y la contractura que bloquea
a la columna vertebral.
Se estima que un 20% de las hernias discales se reabsorben,
bien porque el fragmento no ha migrado y puede volver a su sitio. O bien porque
si lo ha hecho, pero ha sido reabsorbido. Pero hay un 80% que no desaparecen
solas.
Un grupo de investigadores españoles en el año 2.012
demostraron que el 50% de las hernias discales LUMBARES desaparecen tras un año
de seguimiento; y de ellas el 66% lo hace en los primeros ocho meses. Además,
constataron que un 5% de dichas hernias discales lumbares disminuyen de tamaño
en más de la mitad y que solo un 21% permanecen sin cambios.
Se estima que solo el 5% de las hernias discales acaban
operándose. En la mayoría de las hernias discales la inflamación suele
resolverse por sí misma y el dolor comienza a reducirse en un plazo de seis
semanas aproximadamente.
Mientras tanto los tratamientos conservadores son: *
fisioterapia, * terapia de calor y frio, * estiramientos y ejercicios, *
A.I.N.E.s, * corticoides orales, …
A partir de los 60 años de edad, el disco intervertebral se
fibrosa y los osteofitos artrósicos pueden llegar a fusionarse, perdiendo
movilidad la columna vertebral. Los síntomas provendrían de la artrosis del
arco posterior.
HARRANTZ.
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