Son unas lesiones de los ligamentos (de uno o más de uno) que sujetan las articulaciones, ya sea por distensión, estiramiento excesivo, torsión o rasgadura. Puede incluso afectar a la cápsula articular.
Ocasionando los síntomas típicos de toda inflamación, a
saber: dolor, rubor (rojez y posterior hematoma), calor, tumor (edema) e
impotencia funcional (con rigidez articular). A veces se escucha un chasquido o
crepitación.
Y en la exploración se observan movimientos anormales o bostezos
articulares, en comparación con la extremidad sana.
También, popularmente, son denominados torceduras.
Los ligamentos son una banda fibrosa y firme que unen dos o más huesos de una articulación.
Se da sobre todo en ciertas articulaciones, siendo la más
habitual el tobillo; además de otras como son: codo, muñeca, rodilla, pulgar y
dedos (en general). Y en otras menos habituales, como: hombro, espalda, cuello,
columna vertebral, …
Ocurren en la realización de las actividades de la vida
cotidiana; aunque son más habituales durante la práctica de deportes (fútbol,
fútbol sala, pádel, tenis, baloncesto, esquí, …) y en la actividad laboral. Se
da sobre en aquellos movimientos en los que se desarrollan cambios rápidos de
posición e inesperados.
Según el grado lesivo de los esguinces se clasifican en:
- * grado I (leve), con elongación de los ligamentos, pero sin rotura.
- * grado II (moderado) con rotura parcial o con microrroturas y
- * grado III (severo) con rotura ligamentosa completa.
El diagnóstico se consigue con la exploración física y con
la anamnesis (es importante saber el mecanismo de la lesión). Aunque a veces se
necesita solicitar radiografías o incluso R.M.N. o gammagrafías, si hay dudas
diagnósticas y/o posibles complicaciones.
Si bien se trata de una afección de etiología traumática,
existen algunos factores que pueden contribuir a su aparición, tales como:
- + hiperlaxitud ligamentosa (síndrome de Ehlers-Danlos, síndrome de Marfan y síndrome de Turner).
- + control postural disminuido.
- + propiocepción alterada.
- + fuerza muscular disminuida.
- + calzado inadecuado (uso de tacones, …).
- + alteraciones en la pisada (pie cavo, retropié varo, tendón de Aquiles corto, antepié cavo, …).
- + edad; ya que con los años aumenta la posibilidad de alteraciones articulares.
- + esguinces de repetición previos.
- + obesidad y/o sobrepeso.
- El tratamiento depende de la gravedad de las mismas. Y el mismo debe de empezar con:
* reposo (R). Implica limitar el apoyo; habitualmente se
usan muletas (en los esguinces de tobillo). Puede ir acompañado o no de alguna
inmovilización (vendaje compresivo, vendaje funcional o férula de yeso).
NOTA: Vendaje funcional, es una
técnica de inmovilización parcial, que se usa principalmente en lesiones
tendinosas, musculares y ligamentosas. Se dice que es parcial, porque limita de
forma selectiva el movimiento donde aparece el dolor o hacia donde empeora la
lesión, pero permite por el contrario el resto de movimientos.
* hielo (I). Durante unos 15 a 20 minutos y durante 2 a 3
horas en los dos primeros días hasta que ceda el edema. NO aplicarlo
directamente sobre la piel, para evitar lesiones en la misma.
* compresión (C). En los esguinces leves/moderados se puede
retirar la inmovilización compresiva al reposar en la cama. La compresión se
debe de aplicar con más presión en la zona más distal de la lesión y
disminuirla en dirección del corazón.
* elevación (E). Durante las primeras 72 horas. Manteniendo
la zona lesionada por encima del nivel del corazón.
En inglés sería el acrónimo de R.I.C.E. (arroz). Durante
unos 2 a 3 días.
La terapia farmacológica más aceptada es el uso de A.I.N.E.s,
así como de Paracetamol y de Metamizol.
En el esguince grado III puede llegar a ser necesaria la
intervención quirúrgica (raramente).
La movilización temprana se ha demostrado beneficiosa en la
recuperación, la cual no debe de ser limitada por el uso de medidas de soporte
o de vendaje y que se usaran en la fase aguda; ya que no hay evidencia para su
uso a largo plazo, siendo la más usada la tobillera elástica.
La inmovilización NO se recomienda en los esguinces de grado
I. Y en los esguinces de grado II y III la inmovilización no debe de interferir
con la movilización temprana, siempre que haya una buena evolución.
A nivel general la duración para una buena recuperación es
aproximadamente de 4 a 6 semanas en esguinces leves o moderados. Aunque varía
según el grado del esguince y de su evolución. No existen plazos cerrados en la
recuperación.
La rehabilitación mediante técnicas de masaje y un programa
de ejercicios han demostrado beneficios en la clínica.
Entre las posibles complicaciones, de un esguince mal
tratado, están: esguinces de repetición (crónico o inveterado) debido a una
articulación inestable, dolor crónico, debilidad articular, tumoración o edema,
crepitaciones y osteoartritis.
Se pueden prevenir de la forma siguiente:
+ Manteniéndose en forma, realizando ejercicio físico con
regularidad.
+ Evitar caminar por terrenos no llanos.
+ Hacer un calentamiento adecuado antes de practicar
cualquier deporte.
+ Usar un calzado adecuado y flexible.
HARRANTZ.
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