Supuestamente Navarra debe el uso de las cadenas en su escudo y en su bandera a la batalla de las Navas de Tolosa (localidad ubicada en las cercanías de Santa Elena en la provincia de Jaén), acaecida el día 16 de julio de 1.212 (lunes).
En dicha batalla participaron: * el rey navarro Sancho VII el Fuerte, a pesar de su continuada enemistad con el rey castellano y bajo la amenaza de excomunión por parte del Papa Inocencio III, acudió a regañadientes siendo el papel de los navarros poco relevante en dicha batalla (es llamado el Fuerte por su gran estatura, que se ha estimado en torno a los 220 cm), * junto con Alfonso VIII de Castilla (principal impulsor de esta batalla, tras el desastre anterior en la batalla de Alarcos en 1.195) y * Pedro II de Aragón.
Aunque se tardaron dos siglos, en el reinado de Carlos III de
Navarra el Noble, cuando se fija que en el escudo del Reino de Navarra lo
conformen las cadenas conseguidas en la batalla de Las Navas de Tolosa, cuando
se constata en un texto legal como fue el Privilegio de la Unión otorgado a
Pamplona en el año 1.423.
Las cadenas o restos de ellas que el monarca navarro se
llevó a modo de trofeo, se exhiben en la Real Colegiata de Roncesvalles, al
lado del altar de la catedral de Tudela y en el Palacio de Navarra (Palacio de
la Diputación). El escudo tiene también una esmeralda en el centro del mismo,
que representa la que llevaba el califa musulmán en su turbante en esta misma
batalla. Dicha esmeralda, según análisis recientes, no databa de más de 200
años de antigüedad.
Un episodio decisivo en la batalla, en la que fueron
protagonistas el rey Sancho VII y sus aproximados doscientos caballeros
navarros, fue el asalto al palenque (terreno cercado por una valla) que
protegía la tienda roja del califa almohade. Que estaba rodeada de estacas y
cadenas y defendida a su vez por esclavos negros y los llamados imesebelen
(consagrados o devoti norteafricanos).
Este gesto de apoyo en dicha batalla supondría la última
actuación destacada de Navarra en la reconquista de la península Ibérica.
NOTA: Imesebelen, son
conocidos como guardia negra o despojados/desposados (una especie de guardia
pretoriana). Eran soldados de raza negra y que luchaban junto a los musulmanes.
Su forma de combate se basaba en atarse con cadenas en sus rodillas y estas a
su vez al suelo o a un poste. Su intención era luchar hasta la muerte.
Provenían de zonas que actualmente es Senegal, donde el islam tenía mucha
influencia. Se les ha considerado unos “esclavos fanatizados”. Luchaban con una
lanza, con la cual eran muy diestros. Llevando como vestimenta un taparrabos
solamente.
La batalla fue contra las huestes de los almohades (que en
árabe viene a significar -los unitarios- y que es un movimiento árabe
proveniente del Magreb y de creencia chiita pero también aceptada por el
sunismo, que se enfrentó con los almorávides que fueron sus antecesores en el
poder en la península Ibérica), a cuyo frente se encontraba el Miramamolín
(Amir al-Muminin) al-Nasir.
NOTA: Miramamolín era el nombre que daban los cristianos al califa
almohade. Y que viene a ser una deformación del título árabe Amir al-Mu´minin
(príncipe de los creyentes).
Hoy en día aún hay controversia sobre las cifras de los
combatientes por ambos bandos.
La batalla de Las Navas de Tolosa puso fin a la hegemonía
musulmana sobre la Península Ibérica, entrando en su declive definitivo. Aunque
se tardó 280 años (hasta 1.492) en culminar la reconquista total de la
península Ibérica; se lo tomaron con excesiva calma.
Según el navarro Don Rodrigo Ximénez de Rada arzobispo de
Toledo, los de Beire fueron los primeros, junto con los de Olite y Tafalla, en
romper las cadenas de Miramamolín. Por el valor que demostraron en la batalla,
los habitantes del Valle del Baztán, serán hidalgos (en la Edad Media era un título
o privilegio) y por lo tanto nobles y con derecho a usar un escudo escaqueado
(formado por cuadros o casillas) de ajedrez en blanco y negro.
Documentalmente, durante el reinado de Sancho VII, tiene el
rasgo del uso por este rey del “arrano beltza” (traducción literal de águila
negra en euskera, que vendría a ser el equivalente de águila real), como signo
personal para validar los documentos. El rey Sancho VI el Sabio (padre del rey
Sancho VII el Fuerte), adopto el emblema del águila alada por ser el del feudo
normando de su abuela Margarita L´Aigle.
En una época donde se empezaron a usar emblemas distintivos
para diferenciarse entre los diferentes reinos, señoríos, señores, … en sus
batallas, contiendas, torneos, ….
No se encuentran, sin embargo, documentos anteriores al
siglo XV que mencionen “las cadenas” en las armas de Navarra. Cuando las ocho
barras radiales en el escudo de guerra, ya en tiempos del rey Sancho VI el
Sabio, son decoradas con pequeños círculos, se habla de “barretas perladas”.
Que eran muy semejantes con las monedas bizantinas o esferillas. El parecido de
estas barretas perladas con las cadenas, surgiría al calar los círculos. Y ya
en el Privilegio de la Unión del rey Carlos III el Noble (1.423) menciona que
estas cadenas deben de ser de oro. A partir de lo cual se ha creado una leyenda
sobre la batalla de Las Navas de Tolosa y sus cadenas.
Las cadenas surgen como una evolución paulatina desde un
sello en el que aparecía el rey navarro Teobaldo I (1.234-1.253), con un escudo
de guerra reforzado con una pieza llamada bloca. Conforme pasa el tiempo, este
dibujo de la bloca, se fue asemejando más a unas cadenas cruzadas.
Convirtiéndose en el emblema de Navarra sin ninguna relación con la famosa
batalla.
Durante el siglo XIII la bloca que se veía y descubría como
carblunco (rubí o esmeralda), emprendió una evolución hacia lo que más adelante
se considerarán “las cadenas”.
NOTA: la bloca en el escudo es un refuerzo metálico del que
parten irradiados distintos refuerzos metálicos. Que en el escudo de Navarra es
sustituida por una esmeralda.
El primer concejo en llevar las cadenas fue la ciudad de
Pamplona por concesión regia en 1.423, así como también fue concedida al valle
de Larraún en 1.514.
En 1.978 el Consejo General del País Vasco (órgano
preautonómico) adopto el emblema Laurak Bat (significa cuatro en una o la unión
de los cuatro), un escudo cuartelado (es cada una de las divisiones en que se
compone un escudo en general) formado por los cuarteles de Araba, Gipuzkoa,
Bizkaia y Nafarroa.
Pero dicha inclusión en uno de los cuarteles genero el
rechazo de la Diputación Foral de Navarra, llevándolo a los tribunales y al
Tribunal Constitucional, que ordenó su retirada; permaneciendo desde entonces
vacío ese cuartel en el escudo oficial del País Vasco.
Aunque hay que mencionar que la bandera es roja, por ser el
campo del escudo de Navarra y además porque los primeros reyes de Navarra
tenían un escudo rojo liso y sin más signos añadidos. Pero lo curioso es que,
tras el pleito de la Diputación Foral de Navarra contra la Comunidad Autónoma
Vasca, para retirar las cadenas del escudo, dejaron en color rojo el cuartel
que tenía asignada. No lo hicieron ingenuamente, aunque hay que decir que la
Diputación no protesto.
La polémica sobre la bandera y el escudo de Navarra está
servida. Solamente quiero analizar la historia de estos signos, que provocan
reacciones tan viscerales a veces. Sobre las opiniones políticas, para eso
están los partidos políticos y su sectarismo ideológico.
HARRANTZ.
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