Es una sensación que se experimenta en ciertas partes del cuerpo, cuando son tocadas ligeramente; y que procede de un elemento externo o inesperado, ante el que si estamos en alerta. Y que consiste en una conmoción agradable y que suele ocasionar risa de forma involuntaria (liberando dopamina y endorfinas: neurotransmisores relacionados con el placer, la energía y la felicidad).
Las cosquillas forman parte de un mecanismo de defensa.
La palabra cosquillas viene de la onomatopeya ksksk, que significa sonido que hace el que hace cosquillas.
Las zonas más habituales son: las axilas; la pared torácica; el cuello; las palmas
de las manos; las plantas de los pies (en esta zona anatómica se ha llegado a
aplicar como una forma de tortura; ya que se entra en tensión, ansiedad,
estrés, … que puede llegar a provocar sensación de fatiga y que puede llegar a
ser dolorosa), …
Se ha demostrado, en algunos estudios, que NO es posible
autoprovocarse cosquillas debido a un mecanismo cerebral que anticipa los
movimientos propios, bloqueando la sensación táctil provocada por dicho
tocamiento.
Las cosquillas disminuyen a partir de los 40 años de edad y
la ansiedad las inhibe.
Las cosquillas NO es una particularidad del ser humano, de
hecho, algunas especies animales también las tienen, como algunos primates, ratas,
pingüinos, ciertas aves, …
Tras estudios, consistentes en escanear el cerebro en un
grupo de personas que recibían cosquillas propias y ajenas, se averiguo que el
cerebelo produce predicciones de los movimientos corporales, mandando a
continuación una segunda señal que extingue la actividad de la corteza
somatosensorial (región cerebral que procesa las sensaciones táctiles).
Las personas desconocidas provocan un estado de alarma
verdadero, en lugar de falsa, y por ello NO sentimos sus cosquillas, ni se
produce risa. Tan pronto como el cerebro reconoce que el ataque de cosquillas
no es una verdadera amenaza, se libera la tensión provocada por esta acción por
medio de la risa. Siendo por lo tanto la risa un alivio natural del estrés.
La risa, a veces, se anticipa y forma parte del cosquilleo.
Ya que incluso nos reímos solo con la idea de que nos van a hacer cosquillas.
Sin embargo, las personas con síntomas similares a los de
esquizofrenia SI tienen la capacidad de autoprovocarse las cosquillas.
En el año 1.897 los psicólogos Stanley Hall y Arthur Allin,
distinguieron entre dos tipos de cosquillas. Y son:
a) Knismesis: es un cosquilleo de alta intensidad, que puede ser incluso desagradable por dicha intensidad. Aunque no es negativo, no suele provocarnos risa e incluso llega a incomodarnos.
Sería una especie de recuerdo evolutivo, cuya finalidad sería hacernos reaccionar ante cualquier peligro inminente; como por ejemplo si un insecto o algo extraño camina por nuestro cuerpo, que nos produce cosquilleo y que tendemos a eliminarlo de forma rápida o instintiva. Estas cosquillas activan el hipotálamo (zona cerebral donde se generan los deseos de huida ante el peligro).
b) Gargalesis: resulta más agradable. Incluso es una vía de fomentar vínculos sociales. Generalmente quien las hace tiene suficiente confianza contigo para ello.
Es más habitual sentir cosquillas en la planta del pie
derecho, que en el izquierdo. Y esto se debe a que el hemisferio cerebral izquierdo
es el que controla los movimientos y siente todo lo que ocurre en el lado
derecho; estando más vinculado con las emociones positivas como es el caso de
la risa. Y es independiente de si la persona es zurda o diestra.
Las plantas de los pies, son la zona del cuerpo donde se
localizan mayor número de terminaciones nerviosas por cm2 (según diversos
estudios se piensa que hay más de 7.000).
En cuanto al motivo de porqué han aparecido las cosquillas a
lo largo de la evolución, se sugiere que pueden tener una relación con las
conductas del juego.
La pteronofobia, es la fobia o miedo injustificado,
persistente y anormal a recibir cosquillas con plumas.
Algunas locuciones relacionadas con las cosquillas (conjunto
de palabras que se usan de forma conjunta como una única unidad léxica),
podrían ser:
- buscarle a alguien las cosquillas: usar una serie de medios adecuados para impacientarle o provocarle.
- hacer cosquillas algo: provocar deseo o curiosidad recelando un mal o daño.
- tener malas cosquillas: tener un genio delicado.
HARRANTZ.
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