La llamada mano de Irulegi, es una pieza arqueológica encontrada en un yacimiento del poblado de la Edad del Hierro (siglo I a.C.) ubicado a los pies del castillo de Irulegi en la localidad de Lakidain, en el Valle de Aranguren en la Cuenca de Pamplona (Nafarroa).
Es una placa de bronce con forma de mano derecha extendida
de tamaño natural (de ahí su nombre). En la cual aparece una inscripción de
cuatro líneas (con 40 signos) escrita en el antiguo aquitano, o lo que es lo
mismo en lengua vascónica (probable origen del idioma vasco actual y ya con
escritos en siglos posteriores). Y de un peso de 35,9 gramos.
Presenta un texto con cinco palabras, la primera es SORIONEKU, que se podría traducir por “de buena suerte” o “afortunado”, que es muy parecido al vocablo vasco ZORIONEKO; estaría compuesta por “sorion” (felicidad) y la terminación “cu” (pertenencia o relacionado), siendo indudable su gran parecido con el vocablo vasco “zorionak” (felicidades). De las otras cuatro palabras no se han podido traducir todavía.
Esta mano de bronce se piensa que estaba diseñada para
colgar en la puerta de entrada de una casa (ya que presenta un agujero en la
zona de la muñeca), y que tenía un significado protector o de amuleto de esta. Podría
tener la función de eguzkilore, que es un objeto protector del hogar típico de
la mitología vasca.
La técnica usada en la escritura es singular, porque
primeramente con utensilio de punta afilada se esgrafió (es trazar dibujos con
un grafio dando lugar a una palabra escrita), para posteriormente grabar los
signos mediante la técnica del punteado.
El alfabeto usado para escribir el texto pertenece a la
familia de los semisilabarios ibéricos. Aunque con algunas características que
llevan a catalogarla como un subsistema específico del territorio vascón, entre
ellas el uso del signo T, que no está presente en otros subsistemas.
Hay que presuponer que los vascones eran analfabetos en la
antigüedad, no hacían uso de la escritura nada más que para acuñar alguna
moneda.
NOTA: semisilabario: es un tipo de escritura
que combina características de los silabarios y de los alfabetos. Siendo el
significado de silabario un conjunto de signos silábicos de ciertas escrituras.
Junto a los testimonios de las monedas acuñadas en esta zona
geográfica, viene a mostrar el uso de la escritura por parte de los habitantes autóctonos
-los vascones- en un episodio de “alfabetización” que parece ser moderadamente
modesto.
El hecho de que la mano de Irulegi este hecha en bronce,
algo que era habitual en el mundo vascón y no en plomo que era habitual en el
mundo ibérico, constata la diferenciación entre el mundo vascón y el ibérico.
NOTA: Irulegi, significa en euskera:
tres cimas, que está en relación con las tres peñas o picos de esa parte del
Valle de Aranguren.
El yacimiento arqueológico es una imagen “congelada” de la
época. Ya que el poblado (que se calcula que estaba habitado por unos 100 a 200
pobladores y que tenía una extensión de unas 14 hectáreas) fue incendiado y los
muros de la vivienda cayeron sobre su interior; lo cual “protegió” a modo de
una cápsula del tiempo todo lo que estaba en su interior. Junto a la mano de
Irulegi se encontraron restos óseos de animales, lo que ha permitido datar de
una forma más exacta este hallazgo.
El lugar fue abandonado a comienzos del siglo I a.C., tras
ser atacado por las tropas romanas dentro del marco de las guerras sertorianas
(años 83 al 73 a.C.). Un conflicto civil entre los romanos Quinto Sertorio y
Lucio Cornelio Sila, en el cual los pobladores autóctonos tomaron partido.
El asentamiento de Irulegi estuvo habitado desde la Edad del
Bronce: entre los siglos XV al XI a.C.
Este descubrimiento y sus posteriores investigaciones darán
nuevos conocimientos sobre la lengua vascónica, que no estará exenta de hipótesis,
polémicas y divagaciones de todo tipo.
HARRANTZ.
Comentarios
Publicar un comentario